…con un “tin, marín de dos pingües, cucara, macara, títere fue; yo no fui, fue teté; pégale, pégale que ella fue”.
Exacto, mi primer contacto con la Ola Coreana (el Hallyu) se dio de la forma más aleatoria y repentina habida y por haber.
De niña, cada vez que tenía que elegir entre diferentes alternativas desconocidas o entre diferentes opciones que a simple vista me parecían igual de buenas o igual de malas, de una vez me asía de mi herramienta para tomar decisiones --“tin-marín-de dos pingües…”-- y, oalá, asunto resuelto. Donde caía mi dedo al final, ahí caía mi elección sin vacilar. Con ese juego de palabras que aprendí de mi madre cuando tenía menos de 6 años de edad, y el cual fue mi método de decisión por excelencia durante toda mi infancia, pubertad y… por qué no decirlo, gran parte de mi adolescencia, escogí mi primer drama coreano: “Full House” (Casa Llena). Y con ese drama (o telenovela), la Ola Coreana llegó a mi vida para quedarse.
(Por cierto, he notado que este método para tomar decisiones o hacer elecciones sigue siendo bien efectivo y me ahorra muchos dolores de cabeza aún ahora de adulta. ¡Claro!, siempre y cuando la decisión no sea algo de suma importancia donde en realidad tenga que sopesar todos los pros y contras. Pero por lo general me funciona muy bien para decisiones triviales; y generalmente me deja con muy buenas sorpresas como esta de la Ola Coreana que, al sol de hoy, ha sido una de las mejores cosas que he podido conocer en mi vida).
Yo soy oriunda de la República de Panamá, un Istmo precioso localizado en Centroamérica. Al Norte, Panamá colinda con el Mar Caribe, que es parte del Océano Atlántico; y al Sur, con el Océano Pacífico. Desde muy pequeña aprendí a nadar en el mar y a sentirme como pez en el agua. Por eso, para mí es sumamente fácil flotar, nadar y sobrenadar las olas. Sé como aprovechar el impulso del oleaje o como simplemente dejarme llevar por la corriente marina; y también, sé todos los truquitos para no cansarme dentro del agua y evitar que me arrastren las olas. Sin embargo, con todo y estos conocimientos, no pude hacer nada para evitar que la Ola Coreana me envolviera, me lanzara y me arramblara totalmente.
Sí, el Hallyu llegó con la fuerza de un tsunami.
Cuando me topé con la Ola Coreana, yo estaba sumida en un estado de letargo emocional. No podía experimentar ningún estado de ánimo que no fuese tristeza o dolor. No obstante, el Hallyu vino como un maremoto cargado de emociones tanto buenas como malas, tanto simples como complejas. Con el drama coreano “Full House” pude volver a reír como no lo había hecho en mucho tiempo. Pude revivir los sentimientos de amor, esperanza, respeto, felicidad, entusiasmo, celos, envidia, miedo, tristeza y muchas otras emociones más. Y lo más importante, volví a sentir interés y curiosidad.
- Primero, por la vida de un actor.
- Segundo, por la complejidad de un idioma.
- Tercero, por la diversidad cultural e histórica de un país.
- Y finalmente, por la condición de mi propia vida.
Era como si ese drama estuviera colmado de una especie de magia que logró remover mi dique de indiferencia ante la vida. Comenzó a derrumbar la muralla que había levantado contra mis sentimientos. En ese momento comencé a surfear la Ola Coreana y no he parado desde entonces.
Pero, ¿qué es la Ola Coreana (Hallyu)?
El Hallyu u Ola Coreana es el término que se utiliza para hacer referencia al aumento de la popularidad de la cultura y la industria del entretenimiento de Corea del Sur en diferentes países del mundo. El término fue acuñado por periodistas de Beijing, quienes estaban muy sorprendidos por el rápido crecimiento de la popularidad de los dramas y la cultura coreana en China, a mediados del año 1999. Al principio, la palabra Hallyu sólo abarcaba los dramas coreanos; pero la expresión se extendió hasta abarcar el k-pop, música tradicional, el cinema coreano, animación, shows de t.v., emisiones de radio, historia, cultura… ¡y hasta la comida!
Para mí, el Hallyu es un fenómeno que, después de Dios y Cristo, se ha convertido en una fuente de inspiración, motivación y entretenimiento muy personal. Todo lo que abarca el Hallyu me fascina.
Esta bitácora es para compartir algo que me apasiona profundamente y está completamente basada en mi percepción y opinión personales acerca de la Ola Coreana. Lo interesante es que puede que mis anécdotas dirijan la atención de alguien hacia el Hallyu; pero estoy segura que una vez esa persona lo conozca, y si realmente le gusta, le encontrará su propio sentido y significado ya que, independientemente de lo que advierta cada individuo, la Ola Coreana tiene su propia esencia y magia que tocan el corazón de las personas.
Siempre que me encuentro con personas que “surfean la Ola Coreana” me pregunto: ¿Cómo fue que conociste o te enteraste del Hallyu? ¿Que significa para ti? ¿Por qué te gusta tanto? y otras cositas así por el estilo. No sé… siempre tengo deseos de saber qué es lo que les atrae tanto de esta ola; cuál es la adrenalina que sienten. A los que llego a conocer, se los pregunto sin tapujos; a los que no, pues simple y sencillamente me quedo con la curiosidad.
En fin, “Full House” dirigió mi atención al Hallyu; pero fue el protagonista principal de este drama quien dirigió mi atención al país de Corea del Sur.
Así es señores, después de haber sido arrastrada por la Ola Coreana; fui empapada por una “Lluvia” surcoreana muy especial. ¡Que digo lluvia! Un TORRENTE LLUVIOSO que me terminó de sumergir en el Hallyu.
Como dicen los coreanos, “aigoo” (¡Ay Dios! o ¡Diso mío!).
Pero bueno, ya hablaré de esta “Lluvia” después. Por ahora me despido… Annyeong yeoreobun (Adiós a todos… dicho muy informalmente jajaja).
~~Por ISR.